Los movimientos sociales a través de toda la historia se originaron precisamente por precarias condiciones o de vida o espirituales. Así es como los griegos debieron invadir Roma y los Moros debieron abandonar su tierra. Pero en la actualidad qué es lo que motiva a la gente a cambiar de lugar de residencia, a abandonar su país de origen? Ese deseo de salir de la pobreza, inseguridad y sosobra en la que viven en sus países de origen.
Al momento ningún país a pesar de sus tasas de nacimiento, tienen las puertas abiertas a la inmigración. En el caso particular que me ocupa, los EE.UU., es una lucha diaria por jugar al gato y al ratón. Los que quieren aplicar las políticas de no tolerancia, a pesar que el mismo gobierno a dicho soportar una reforma migratoria y aquellos que quieren sobrevivir, por que siguen creyendo en las bondades norteamericanas.
Pero frente a esta panorámica, todo se complica, cuando el inmigrante decide salir del país que lo acogió por un periodo de tiempo. Decide regresar a su patria como a muchos he visto hacerlo, e incluso paisanos nuestros, para cuando llegan a su país, desubicarse y no saber qué hacer. Han perdido contacto con sus amigos, algunos de sus familiares no están y ni siquiera entienden las nuevas regulaciones impuestas por los gobiernos seudo izquierdas en estos países.
Pensaron que la situación económica que golpea a norteamérica era local y que regresando estarían mejor. Olvidaron que desde Wall Street se sigue controlando la economía mundial y que lo que suceda en Frankfurt o China está íntimamente relacionado con Nueva York. Para ellos, hay que utilizar cualesquier medio con el fin de precautelar sus intereses finacieros. No el terremoto de Japón, por que ese es un evento natural, a pesar que algunos incrédulos ya quieren echarle la culpa de eso a los Estados Unidos.
Los conflictos sociales motivados por intereses petroleros en el medio oriente le cobran factura a los ciudadanos norteamericanos, al común de los residentes, no a los millonarios, que son muy pocos. La gasolina sube y se justifica con la inestabilidad de Egipto por ejemplo, cuando para nadie es desconocido que ese país solo contribuye con el 3 por ciento de petróleo a norteamérica. Acaso esa es una razón para asustarse y meterse al bolsillo unos cuantos centavos cada vez que alguien pone gasolina?
A Tunez le jsutificaron la insurrección con el trabajo de las redes sociales, como si antes no hubieran habido levantamientos en Europa y en ausencia de Facebook. Pero en Egipto es diferente, ahí no pudieron triunfar las redes sociales y como el dictador tiene contactos amigables con gobiernos no bien vistos por la política norteamericana en centro y sudamérica, entonces había que sacar una resolución de la ONU.
Quién le cree a la ONU desde hace rato. Un aparato buracrático creado solo con interes políticos pero que no ha podido hacer realmente lo que debe estar haciendo. La única diferencia es que Obama no es Bush y al menos no se empecinó y fue solo a bombardear las defensas aéreas de Gaddafi. Es en alianza pero igual habrá muertos y aunque el señor Gaddafi deba irse, ese país quedará en ruinas.
Entonces ya aparecerán los contratistas para reconstruir Egipto. Habrá nuevo control y admistración sobre el petróleo de la zona, la gasolina en EE.UU se venderá a menos precio y el repentino levantamiento social en contra de los dictadores en Medio Oriente se habrá cesado.
Gracias a la inmigración por servir de distracción, gracias a Wisconsins por atrarer otro poco de esa atención a lucha de los sindicatos y gracias a Fukushima por prender el temor nuclear, ahora ya tenemos un nuevo mundo y podemos establecer el precio del barril de petróleo no desde la OPEP pero desde las oficinas en Wall Street.