Es author de Free World y es un catedrático de la Universiad de Oxford, el es Timothy Garton Ash. En uno de los artículos más equilibrados que he leído a la hora de comentar sobre la crisis económica que ya es mundial. Estado Unidos la vive desde finales del 2007 pero fue anunciadasolo a finales del 2008. Gran Bretaña ha confirmado su recesion y últimamente España ha hecho lo mismo; y los mencionamos por que estamos íntimamente ligados a us economías.
Garton Ash escribe sobre le filosofía detrás de Davos, algo equivalente solamente al círculo de Viena, pero en este caso para los negocios. El Hombre de Davos [término acuñado por Samuel Huntington], es ese tipo ideal que nuestra sociead quisiera, un miembro de una nueva clase dirigente mundial, un cosmopolita implacable.
En su artículo el catedrático de la Oxford llama a parar de estarse “echando la bolita” el uno al otro y a asumir nuestrar propias responsabilidades. De su artículo en inglés en el Guardian:
Los pillos. Bernie Madoff era un pillo, un defraudador y alguien que se aprovechaba de la confianza depositada en él. Siempre habrá gente como él entre nosotros.
Banqueros. Algunos banqueros muy prestigiosos y respetuosos con la ley hicieron apuestas muy arriesgadas y cometieron horribles errores de cálculo a nuestra costa, pero ellos lograron salir con primas multimillonarias mientras dejaban que los accionistas y los contribuyentes pagaran la factura. Hubo otros que no actuaron así.
Reguladores. En esta categoría hay muchos fallos para repartir. “¿Es una errata?”, preguntó, por lo visto, un funcionario de la Comisión del Mercado de Valores estadounidense cuando vio que las pérdidas ocasionadas por Madoff ascendían a 50.000 millones de dólares. “¿No querrá decir 50 millones?”
Políticos. Está muy bien que los políticos alcen la voz indignados contra “Wall Street” y los “banqueros”, pero estó ocurrió bajo el mandato de George Bush y Gordon Brown. Economistas. He aquí un gremio en el que sería útil que oyéramos algo más de autocrítica, sobre todo por parte de los economistas cuantitativos, cuyos modelos matemáticos contribuyeron a llevar a los inversores por el mal camino. ¿Cómo va a poder seguir diciendo la economía que es una ciencia si su capacidad de predicción es tan escasa?
Periodistas. Sí, algunos pronunciaron advertencias, igual que las pronunciaron algunos economistas excepcionales como Nouriel Roubini; pero ha habido que esperar hasta ahora para que el lector medio de las páginas de economía pudiera comprender lo arriesgadas que eran sus inversiones. ¿Falló el periodismo económico?
Nosotros, la gente. Algunos de nosotros, por lo menos: nos dedicamos a acumular deudas, sobre todo en Gran Bretaña y Estados Unidos, apoyándonos en unos precios de la vivienda inflados que nos daban una falsa sensación de seguridad, y no hicimos suficientes preguntas sobre dónde se invertían nuestros fondos de pensiones.
El sistema. Las acusaciones generalizadas contra un supuesto “sistema” desnaturalizado y despersonalizado suelen dejar al descubierto una actitud incoherente revestida de indignación. Pero en estos momentos existe el sentimiento de que el sistema financiero mundial se había vuelto tan amplio, tan complejo y tan poco transparente que era imposible que ni siquiera los principales actores en los mercados pudieran comprenderlo, ni mucho menos controlarlo.
Y usted está asumiendo sus responsabilidades?
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