Por los caminos de la razón

Artículo reproducido del Diario Crónica y escrito por el Dr. José Benigno Carrión

El ciudadano corriente, el hombre de la calle se pregunta absorto ¿qué es lo que está pasando en nuestro país? La verdad es que no hallamos una respuesta satisfactoria a la interrogante que se formula, ya en el diálogo familiar, ya en la charla cotidiana, o en los corrillos populares. Muchos han optado por satanizar la política y manifestar que prefieren no hablar de ella porque les produce náusea, una especie de vómito prieto, pues han sido tantas las desilusiones, tantos los fracasos que mejor prefieren gastar el tiempo en cosas más provechosas. Pero esa actitud, ese tono peyorativo nos está llevando al caos, a la confusión, a la prepotencia de unos pocos en perjuicio de las grandes mayorías populares.
En verdad, la política, como se la define el arte de gobernar a los pueblos, no es tarea fácil, merece estudio, dedicación, esfuerzo y sacrificios constantes. Bueno es recordad aquellas palabras de Camilo Ponce Enríquez, que no es santo de nuestra devoción, quien dijo, cuando asumía el mandato popular, que aceptaba tan duro encargo con el clásico beneficio de inventario, es decir, hasta cuando respondan las rentas fiscales. Recordemos, en cambio, a Alfredo Palacio, nuestro flamante gobernante, un veinte de abril, cuando se hacía cargo del país, expresó, con palabra emocionada, que pretendía la refundación de la República. Aquello era mucho ofrecer al pueblo, a un pueblo enardecido, si bien no podía olvidar que se trataba de un gobierno de transición, sin partido ni base política. Un gobierno de amigos, en pocas palabras. En realidad, se le entregaba un país en soletas, que se desplomaba, que era necesario apuntalarlo, en que las instituciones habían recibido el más duro golpe, cuando se había destruido la función jurisdiccional, cuando se había acabado con el Tribunal Constitucional, cuando un Congreso servil y entreguista que no podía designar ni el Contralor del país.
En verdad, se ofrecía más de la cuenta y los ecuatorianos debemos comprender que atravesamos una situación crítica en el campo internacional, cuando estamos soportando las reiteradas violaciones de territorio por parte de Colombia, queriendo convertirnos en un campo de Agramante para sus proditorios fines. No podemos ignorar, cuando por el Sur renacen nuevamente pretensiones que debemos tratarlas con la mayor cautela y firmeza, respecto a nuestro mar territorial, cuando la corrupción ha hincado sus garras, cuando la rapacidad ha hecho de las suyas, cuando el servilismo había sido la política del momento. Creemos que debe exigirse, pedirse al gobierno el cumplimiento de las ofertas, especialmente de los pueblos que han sido marginados, que poco o nada han pesado en la balanza política, víctimas del más voraz y absorbente centralismo. Es necesario que se resuelvan los problemas en orden de su importancia, de su prelación, no pidamos que todo se haga como si el gobierno dispusiera de una varita mágica. Es necesario la solución de problemas fundamentales que permitan cuanto antes afianzar la vida del país, de la democracia, de sus instituciones, evitando que los odios, los resentimientos, las frustraciones, nos lleven a una lucha fratricida, de consecuencias impredecibles. Estamos perdiendo la visión para poder orientarnos, en ser, lo que hemos sido toda la vida, un pueblo inteligente, laborioso y trabajador que ha podido dirigir su propio destino. Cuidemos de que no se eche a perder el principio de autoridad en que todos quieran hacer lo que les viene en gana, provocando la confusión y el desconcierto nacional. Ahora los politicastros de cuello o de poncho llevan en su mochila o alforja el bastón de mariscal. No tratemos de aumentar los problemas que puede traer resultados catastróficos, en esta hora de zozobra e incertidumbre que vive el país.

Published by Milton Ramirez

Business lead transforming U. S. communities with entrepreneurship solutions and small business analysis and development.

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